Una nueva investigación de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri, Estados Unidos concluyó que el trastorno del sueño podría ayudar a la detección temprana de Alzheimer, según un estudio publicado hoy por el Journal of American Medical Association (JAMA).
Descubrimos que las personas con enfermedad de Alzheimer preclínica tenían más fragmentación en sus patrones de actividad circadiana, con más períodos de inactividad o sueño durante el día y más períodos de actividad por la noche, explicó la autora principal de esa investigación, Yo-El Ju.
Este hallazgo es importante porque el mal de Alzheimer puede echar raíces en el cerebro de 15 a 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.
Los investigadores rastrearon los ritmos circadianos en 189 adultos mayores cognitivamente normales con una edad promedio de 66 años.
De los participantes, 139 no tenían evidencia de la proteína amiloide, que significa el padecimiento de la enfermedad de Alzheimer de forma preclínica.
La mayoría tenía ciclos normales de sueño, aunque muchos tenían alteraciones circadianas que estaban relacionadas con la edad avanzada, la apnea del sueño u otras causas.
Pero entre los otros 50 sujetos, que tenían exploraciones cerebrales anormales o líquido cefalorraquídeo anormal, todos experimentaron interrupciones significativas en sus relojes corporales internos, determinados por cuánto descansaron durante la noche y qué tan activos estuvieron durante el día.
Las interrupciones en el ciclo de sueño permanecieron incluso después de que los investigadores controlaron estadísticamente la apnea del sueño, la edad y otros factores.
Estas interrupciones en los ritmos circadianos pueden servir como un biomarcador para el Alzheimer preclínico, apuntó Ju.
Este hallazgo en personas refuerza una investigación previa con ratones del laboratorio llevada a cabo en la misma universidad, que estudió las alteraciones del ritmo circadiano en ratones con Alzheimer.
Durante dos meses, los ratones con ritmos circadianos alterados desarrollaron considerablemente más placas de amiloide que los ratones con ritmos normales, señaló Erik Musiek, autor principal de ese estudio.
Son los primeros datos que demuestran que la alteración de los ritmos circadianos podría acelerar el depósito de placas, añadió.
Tanto Musiek como Ju dijeron que es demasiado pronto para determinar si son los ritmos circadianos interrumpidos los que ponen a las personas en riesgo de sufrir Alzheimer o si los cambios relacionados con ese mal en el cerebro son los que interrumpen los ritmos circadianos.
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